miércoles, 22 de noviembre de 2017

EL CÓMICO DE LA LEGUA


“El Cómico de la Legua”

-Miren… hay gente reunida..
¡Sabe Dios lo que festejan!
(Ya que estamos, voy a darles
Algo que nada me cuesta
Un recital exclusivo
Del Cómico de la Legua.)

-Si una carreta parece,
Eso… es que es una carreta
Que bajó sin estallar
Del infierno hasta la tierra
Porque … claro… yo… estoy muerto
Toda mi vida esta muerta.
Me enterraron una tarde,
Al costado de una huella
Donde se detuvo el tranco
De mi ilusión andariega.
Pusieron como señal
Clavada al suelo, una rueda
Junto a un bosque, y al reparo
De un arroyo de agua fresca.

Una tarde me enterraron
Al costado de esa huella.
Si mi tumba no fue tumba,
Ya ni esa tumba me queda.
Al arroyo lo entubaron,
Al bosque lo hicieron leña,
Y de una punta a otra punta
Taparon la pobre huella,
Con una hermosa autopista
Que ha mi me parece fea.


La gorra no pasaré
Cuando termine esta escena
Allá la plata no sirve
Pues no hay nada que se venda.
Ya comienza el recital
Del Cómico de la legua
Traigo lleno de misterios
El baúl de mi carreta.
Viene del lejano oriente
El sabor de la pimienta
Traigo de la noche oscura
El susurro de la estrella..
Hay máscaras de alegría
Y hay máscaras de tristeza,
Romances de sangre y muerte
Cantos cuentos y leyendas
El tablado de la farsa
Y el dolor de la tragedia
La mano del caballero
Las trenzas de una princesa.

Claro, que ahora en estos años
Ya nada causa sorpresa
Con medio planeta gordo
Y hambriento medio planeta
Hoy el único misterio
Que puede que nos sorprenda
Es hallar algún rincón
De paz y naturaleza.

Pedí un instante tan solo
De atención a la platea
No voy a pasar la gorra
Cuando termine esta escena
La gorra con la que anduve
Cantando  en pueblos y ferias
En polvorientos caminos
Y de comarca en aldea.
Rieron  los que labraban
Agazapados la tierra
Y entretuve a mercaderes
Que no salían de sus tiendas.

Contra mi despotricaron
El mandamás de librea
El déspota, el poderoso
Y el púlpito de la iglesia.

Y sin embargo ¿quién soy?
O mejor dicho…¿quién era?
Cuatro versos lacrimosos
Al fondo de la carreta
Las andanzas de un bandido
Tres títeres, dos muñecas
Un tambor desafinado
Y una guitarra sin cuerdas.
Pedí un instante, tan solo
Y el instante se me vuela.
No voy a pasar la gorra
Cuando termine mi escena,
Malamente una ilusión
El viejo Cómico deja.

Contada por un borracho
Traigo una historia secreta
El hombre la contó al vino
El vino habló a la botella
La botella al mostrador
Y el mostrador la recuerda..
Quien se llegue a este boliche
Cuando pase entre sus mesas
Tenga por justo y seguro
Que con mi historia se encuentra…
Es una historia tan simple
Que casi me da vergüenza
Repetirla pues parece 
Que viene con moraleja.

Dijo el borracho esa noche
La vida… la vida vale sus penas.
Y es la vida que tenemos
Esta que vale sus penas.
Sépanlo ahora que la sangre
Les corre líquida y fresca
Ahora que el sol y la lluvia
Les cae sobre la cabeza.
La vida tiene sentido
Y el sentido la hace fiesta.
Lo digo yo, que estoy muerto,
El Cómico de La Legua.
Que llevo en mis hombros muerte
Toda muerte es muerte eterna
Como es eterno el instante
De la muerte que me espera.
Que digo la vida… un día
Un día vale la pena..
No me vengan con que el mundo
Rebalsa de asco y miseria
Que asco dan los que en el nombre
De la paz… buscan la guerra.
El sufrir… el sufrir pone la sal
Que da gusto a la polenta,
El dolor brinda a la salsa
Una pizca de pimienta
Y el pensar como el sentir
Justifican la existencia.
 Grabenlos en sus oídos
La vida vale sus penas
Se los dice, quién se ha muerto
¡¡El CÓMICO DE LA LEGUA!!!

Gracias público presente,
Gracias hermosa platea.
Si me esperan un segundo
Les debo la moraleja.

Dije que no iba a pasar
La gorra al fin de la escena
Y aunque en la farsa el farsante
Debe cumplir su promesa
Quisiera como recuerdo
Llevarme… alguna moneda.
Porque allá abajo me saben
Mentiroso dende veras,
¿Quién va a creer si les digo
Que vine al mundo de vuelta
Que  resucité el romance
Que trotié con la carreta
Que hallé reunida en la plaza
De noble gente una rueda
Que escucharon mis oídos
Los relinchos de mis yeguas?
Si no les llevo en la gorra
Tan siquiera una moneda…
A si, que sean indulgentes
Y obséquienme… lo que puedan.

Gracias público presente
Aquí está la moraleja…
Quién mangueó toda la vida
Hasta en la muerte manguea.


Pablo Solo Díaz, 2003.
(Presentación del Encuentro de Teatro del Borde, Las Flores, Provincia de Buenos Aires.)






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