AL DEL MONO
AL HOMBRO
“Los Crotos”
¿Quién
recuerda las quimeras
De aquellos
hombres ignotos
Conocidos como
“Crotos”
“caminantes”
o “linyeras”?
Con pena la
tierra espera
Generaciones que
vienen
Desperdiciando
sus bienes
E ignorando a
personajes
Que realizaban
sus viajes
En los techos
de los trenes.
De la rica y
vieja Europa
Desvastada por
la guerra
Arribaron a
estas tierras
Con sus manos
y su ropa.
Allá en el
puerto con sopa
Apenas los
alimentan
América se
presenta
No como ellos
la imaginan
Es larga en
nuestra argentina
La eterna
crisis del 30.
Son las
pampas de unos pocos,
Hay huelga en
la Patagonia;
Y nadie
piensa en colonias
Cosas de
gringos... o locos.
Son tristes
tiempos que evoco
De estancieros
en París,
Los que
llegan al país
Se conchaban
de bolseros
O como
simples braceros
En juntadas
de maíz.
Y pa dar
mejor provecho
A barata mano
de obra,
En los trenes
no les cobran
Y que viajen
en los techos.
Al frío le
ponen pecho
Y a si se
anota un poroto
Amontonando sus
votos
El gobierno
provincial,
¡METELE QUE
VAS IGUAL
Y ANDÁ QUE
VIAJÁS POR CROTO!
Y es de ese
modo y manera
En que nace
el sobrenombre
Que designa al
mismo hombre
Que en
italiano “linghera”
En las
estancias croteras
Se forman
para la trilla
Lujos de vida
sencilla
Son “tumba,
galleta, vino”
Dos chapas en
un molino
O en el monte
una casilla.
Y es un mundo
sin mujeres
En donde el
linye se exilia,
Sin caricias
de familia
A diario se
vive y muere.
La soledad
que él prefiere
Podemos pensar
también
Que del
tiempo del eden
Existieron libertarios
Y en parte fue
un solitario
Aquél que
nació en Belén.
Alimentó su
figura
De hombre
osco, seco y serio
Algún oculto
misterio
De amor, de
muerte o locura.
Sin vestigios
de dulzura
Sin querencias
y sin metas,
Aguantaron con
gambetas
El hambre,
extravagantes
Anarquistas,
inmigrantes
Con maestros
y poetas.
Quedan unos
linyes viejos
Medios pasaus
de la vía,
Que aunque
ancianos todavía
Han de
vistear con reflejos.
Van con
tranco desparejo
Atrapando las
distancia,
Acusados de
vagancia
Y vagando
hasta en la muerte,
Con sus
historias sin suerte
En las
materas de estancia.
Caminaron el
país,
Gente buena,
gente ingrata
Bigotearon alpargatas
En juntadas
de maíz.
Churrasquearon
más de un cuis
En las zanjas
del camino
El agua de
cien molinos
Probaron en
sus jornadas
Y hoy son
tumbas ignoradas
En todo el
suelo Argentino.
Pablo Solo
Díaz, 1989
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