“DE A CABALLO POR LA HUELLA...”
Anduve alguna distancia
de a caballo y por la huella.
con horizonte, silencio
Y hasta la gente más cerca.
El sol te quema distinto
Hace falta una tranquera.
Una lagunita mansa
Un puchito de agua fresca,
En el invierno reparo
O por lo menos con leña,
Y en el verano la pausa
de la sombra de la siesta.
Importa si hay pasto y agua
Si hay carne, yerba y galleta
hasta los perros lo notan
y el camino los serena.
O la tropilla que mira
relinchando la querencia
cuando de golpe levanta
y da vuelta la cabeza,
enderezando al poniente,
juntando bien las orejas
como diciendo mañana
tal vez peguemos la vuelta.
Por muchos motivos parte
uno en busca de la ausencia
trabajo, curiosidad..
una fuga… o por tristeza.
Por un poquito de cada
O solo por sed de leguas.
Salimos, hace treinta años
con Luis Alberto Ledesma,
siendo los dos muchachones
y él domador de leyenda
con casi quince matungos
algunos medio macetas
a provocar al destino
de a caballo por la huella.
Eran tiempos medio ásperos
recién las tropas inglesas
habían logrado en Malvinas
que se rindiesen las nuestras.
Se había quedau sin trabajo
mi amigo Alberto Ledesma
Y yo… que ni Dios ya sabe
Lo que tenía en la cabeza.
Una mañana de agosto
enderezamos la huella,
salimos rumbo al oeste
al tranco sobre la senda
Micheo, Alvear, Bolivar
y después Herrera Vegas
Asturias, Monez Cazón
viento pampero y arenas
Giro Díaz, Yutuyaco
Riglos y la Pampa inmensa.
en los montes de Caldén
pastoreando en las cunetas
trabajamos en estancias
Castillo, La Primavera,
cambiamos mansos por potros
y se agrandó la contienda
trote y cuises la perrada
y a costillar con paleta
fueron pasando los meses
gambeteando a don Miseria.
Nos llovieron una noche
sobre la espalda, noventa
cuando pasó el aguacero
mojaús a lo gallareta
tendimos todo el pilchaje
de la soga de la yegua.
Cachirulo, Santa Rosa
y después nos dimos vuelta
Quehué, Acha y por la costa
de la via carbonera
Epupel, Unanué y
Héctor Escocier que espera
y nos da pique unos días
con la cola de la yerra
en dónde media tropilla
mi socio cambalachea.
Le llega un presentimiento
a Luis Alberto Ledesma
y entiende mi compañero
que debe pegar la vuelta.
Y nos vinimos domando
pa que la potrada tenga
la soguita del bocado
bien sobada y siempre fresca.
Costiamos Carhué, Epecuén
la policía una vuelta
nos siguió por unos potros
perdidos de su querencia
y por suerte nos creyeron
porque aquellos cambios eran
hechos todos de palabra
escasos de papeleta.
Y una tarde de sol lindo
llegamos a nuestra tierra
después de andar tiempo largo
de a caballo por la huella.
Encontró rumbo mi amigo
y pronto se casorea
de un puesto se fue a otro campo
encargado de la hacienda…
Y van a hacer treinta años
que está viviendo con ella.
Y aunque ahora pa ensillar
también tiene camioneta
Pa mi sigue siendo el mismo
de a caballo por la huella.
Hace un par de meses llego
a trabajar a una escuela
y en una niña los rasgos
la memoria golpetean..
¿Cómo te llamás? Le digo
-Profe… me llamo Candela
Y tu apellido… pregunto
y… mi apellido es Ledesma.
Yo conozco a tu papá…
el profesor le confiesa
quién pudiera hacer que el tiempo
un instante se detenga..
Pasamos años sin vernos
con Luís Alberto Ledesma,
aunque somos como hermanos
aunque vivimos muy cerca
yo alrededor del poblado
el siempre por las afueras
uno con los contrapuntos
el otro con las cuadreras.
Cuando el camino nos junta
resucitamos anécdotas
los piches entre caldenes
el agua entre las cunetas
cuando llegó el comisario
o las campiadas eternas.
Y cuando nos encontramos
nos abrazamos con fuerza
los dos nos jugamos todo
entre payadas y pencas,
Pero lo cierto hermanito
es que pasaron tres décadas
del tiempo en que nos ganamos
de a caballo por la huella.
Pablo, 14 de Agosto de 2012.
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